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Mujeres que manejan incendios forestales, pioneras en el tema de manejo del fuego en México

Siete profesionales hablan de sus experiencias, sus motivaciones, sus retos, y las enseñanzas obtenidas en los Encuentros de Liderazgo Mujeres de Latinoamérica en el Manejo de Incendios Forestales realizados en 2017 y 2018 en Tucson, Arizona, EE. UU., los cuales fueron apoyados por el Servicio Forestal de los Estados Unidos (USFS), la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y el Fondo Mexicano para la Conservación de la Naturaleza A. C. (FMCN).

En una brillante mañana de noviembre en la Sierra de Zapalinamé, Coahuila, Leticia Jiménez Hernández patrulla un sendero de la reserva. En el camino se encuentra con dos señores maduros que regresan de hacer senderismo y la saludan, y de inmediato comienzan a darle recomendaciones:

 

– No vaya por este lado señorita, la pendiente está más difícil.

 

Leticia, que viste su uniforme con el logo de Profauna, A.C. (la organización que tiene a su cargo el cuidado de la reserva) les contesta que ella conoce bien el lugar, que es guardaparque. Los señores se la quedan viendo con cara de incredulidad y siguen explicándole:

 

– Justo por aquel lado hubo un incendio hace poco, ándese con cuidado.

 

Ella vuelve a decirles que sí, que ya sabe, que ella atendió el incendio de hace unos meses, y los dos señores vuelven a mirarla como se mira a un niño, y se despiden:

 

– Bueno, ya le dijimos, cuídese mucho.

 

El episodio es un buen ejemplo de la incredulidad ante el desempeño de las mujeres en un trabajo considerado masculino y la condescendencia con que se les trata a diario, pero estos son tal vez los inconvenientes más ligeros que enfrentan las mexicanas.

Según datos de la Organización de las Naciones Unidas y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, en México existe una brecha salarial del 30% entre hombres y mujeres. A pesar de que el nivel educativo de ambos sexos es igual en el país, sólo el 46% de las mexicanas en edad productiva participan en el mercado laboral, y el 60% de las que trabajan lo hace de manera informal, además de que dedican el triple de tiempo que los varones a las labores del hogar. Cada día, en promedio, son asesinadas 7 mujeres en México, y el 41% de las mexicanas ha sido víctima de violencia sexual en algún momento de su vida.

Ante este panorama devastador, el coraje y la valentía de las mujeres que se dedican al combate y manejo del fuego cobran una especial trascendencia. En vísperas del tercer Taller de Mujeres de Latinoamérica en el Manejo de Incendios Forestales, a realizarse en Tucson, Arizona en febrero de 2019, el FMCN se dio a la tarea de recoger testimonios de siete mexicanas que participaron en el 2017 y 2018, para obtener un registro de sus experiencias, su trayectoria profesional y personal, y los retos que han enfrentado en el trayecto.
Un espacio seguro

Los talleres de Tucson, Arizona; surgen de un programa de cooperación técnica entre el USFS, USAID, el FMCN y la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR), y fueron creados para proporcionar oportunidades de capacitación y un espacio de reflexión para mujeres de Latinoamérica que están involucradas en el manejo de incendios forestales. Los talleres ofrecen un espacio seguro en el que las mujeres pueden compartir libremente sus experiencias laborales, y desarrollar principios de liderazgo que les permitan influenciar positivamente sus ambientes de trabajo.

 

Estas acciones en favor de la equidad de género son un reconocimiento de que la diversidad de ideas y puntos de vista enriquecen y fortalecen a cualquier equipo, en cualquier profesión, incluso a aquellas que tradicionalmente han sido consideradas territorio exclusivo de los hombres. El apoyo a estas pioneras reconoce también las dificultades que enfrentan y la necesidad de aumentar su visibilidad en la sociedad, para que sirvan como ejemplo e inspiración de jóvenes y niñas que en un futuro no tengan que superar barreras para dedicarse a lo que las apasione.

Como complemento a los talleres de Tucson, en 2017 el FMCN, con el apoyo financiero y técnico del USFS, organizó un taller de liderazgo (L-280 De la subordinación al Liderazgo, parte del currículo de profesionalización en el tema de incendios) en Mérida, Yucatán. Además, el FMCN ha contactado personalmente a varias de las mexicanas participantes en Tucson para saber cuáles son sus inquietudes laborales y apoyarlas con otros cursos y talleres específicos para las necesidades de cada una.

 

Las siete mujeres entrevistadas para esta memoria pertenecen a seis estados de la República Mexicana, y van desde la frontera sur, en Quintana Roo, hasta la frontera norte, en Coahuila. Pertenecientes a diferentes clases sociales, con diferentes niveles de estudios, y en diferentes instituciones privadas y públicas, estas siete profesionales son una buena muestra de la gran riqueza humana y social que poseen las mujeres de México, una riqueza que podría beneficiar muchísimo al país si lográramos cerrar la brecha de inclusión que tanto nos perjudica a todos.

Principales dificultades

El primer obstáculo que mencionan todas las entrevistadas es la percepción generalizada de que el manejo de incendios forestales es un trabajo de hombres que las mujeres no están capacitadas para realizar. Históricamente esta labor se ha asociado con la fuerza y la resistencia físicas, el arrojo y el trabajo rudo, características que culturalmente no se consideran femeninas. Esta percepción ignora dos hechos, el primero, que hay mujeres que pueden ser tan fuertes y resistentes como la mayoría de los hombres, y el segundo, que el manejo de incendios forestales no se agota en el combate directo al fuego. El manejo implica logística, comunicaciones, planeación, prevención, entre una lista larga de tareas que requieren de perfiles muy diversos, y en todos caben perfectamente las mujeres.

 

El segundo tema que mencionaron las mujeres casadas o con pareja formal son las “sospechas” que despierta una mujer que trabaja rodeada de hombres en trabajos de campo, algo que refleja la visión patriarcal de control sobre la sexualidad femenina que impera todavía en la sociedad mexicana.

 

El tercer tema común es la dificultad para compaginar el cuidado de los hijos y el hogar con las largas jornadas lejos de casa que demanda la temporada de incendios. Quienes ya tienen hijos expresan que no podrían hacerlo sin el apoyo de toda su familia: esposo, madres y hermanas. Las entrevistadas que aún no tienen hijos no están seguras de que vayan a tenerlos, ante la duda de recibir el apoyo suficiente para poder seguir trabajando. La carga desigual de las labores domésticas sigue siendo uno de los principales obstáculos para la carrera profesional de cualquier mujer.

Los talleres de Tucson, Arizona y la soledad

Sobre lo que han aportado a su trabajo y sus vidas los talleres de Tucson, Arizona, varias coinciden en la oportunidad de convivir con otras mujeres que están en las mismas circunstancias, escuchar sus historias y “saber que no estamos solas”. La soledad es un sentimiento recurrente para las mujeres que trabajan en áreas dominadas por los hombres.

 

Consuelo Díaz Tlaltempa, brigadista de CONAFOR Morelos, se convirtió en el 2018 en la primera mexicana en combatir incendios forestales en otro país. Ella afirma que el taller fue “una experiencia muy bonita, sobre todo porque pude conocer a otras compañeras que me platicaron su vivencia, sus retos, fue muy bonito darse cuenta de que no está uno sola, y de que lo importante es compartir entre todas lo que enfrentamos”.

 

Erika Garduño Mendoza, investigadora del Instituto de Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad de la Universidad Nacional Autónoma de México, Campus Morelia, cuenta que esas historias la motivaron a esforzarse más para cumplir su meta de ofrecer un taller nacional de capacitación en manejo de incendios forestales para mujeres en su estado natal Michoacán, taller que efectivamente realizó con gran éxito en noviembre del 2018: “En Tucson escuché historias de vida muy complicadas, de compañeras que enfrentaron maltratos y discriminación, y a pesar de las adversidades siguen en esto porque les apasiona, entonces me di cuenta de que si quiero estar en esto tengo que ponerme a la altura de ellas, de las que han luchado toda la vida y ayudan a las demás”.

 

Para Leticia Jiménez Hernández, encargada del manejo de fuego de la reserva de la Sierra de Zapalinamé, Saltillo, Coahuila, “Fue muy gratificante convivir con otras mujeres que trabajan en esto y escuchar sus historias, mujeres no sólo de México sino de Latinoamérica, con las que sigo en contacto, es muy bonito sentir que no estamos solas y saber que podemos apoyarnos unas a otras. El curso también me sirvió para ser más profesional, para tomar mejores decisiones en mi trabajo”.

Erika Garduño Mendoza

``En Tucson escuché historias de vida muy complicadas, de compañeras que enfrentaron maltratos y discriminación, y a pesar de las adversidades siguen en esto porque les apasiona, entonces me di cuenta de que si quiero estar en esto tengo que ponerme a la altura de ellas, de las que han luchado toda la vida y ayudan a las demás``.

Nidia Díaz Medina

``La principal enseñanza del taller para mí fue que no podemos victimizarnos, es verdad que hay situaciones de menosprecio pero eso lo tenemos que cambiar buscando las oportunidades. Es necesario tener un plan y apoyarnos entre mujeres``.

Cambios de mentalidad

Otras recalcan como la principal enseñanza el cambiar su punto de vista, y el darse cuenta de que, si bien el ambiente muchas veces es hostil, también muchas de las limitaciones son autoimpuestas. Marcela Elidé Poot Bustillos, brigadista ejidal de CONAFOR en Quintana Roo, señala que: “Ha cambiado mi forma de pensar, me ha llenado de energía positiva, para cambiar la mentalidad y no sentir limitaciones, buscar nuevas expectativas, no cerrarse las puertas y gestionar las formas y maneras en que uno puede lograr las metas o los propósitos que uno se imponga. Me ha beneficiado mucho de una manera personal, me hace proyectarme hacia nuevas metas y nuevos propósitos”.

 

Para Nidia Díaz Medina, encargada de Comunicación Social de CONAFOR Quintana Roo: “La principal enseñanza del taller para mí fue que no podemos victimizarnos, es verdad que hay situaciones de menosprecio pero eso lo tenemos que cambiar buscando las oportunidades. Es necesario tener un plan y apoyarnos entre mujeres”.

 

Tania Salgado Portano, encargada de manejo de fuego de Pronatura Península de Yucatán, apuntó también a un cambio que generan en la mentalidad: “De las cosas que más recuerdo de ese taller fue el entender que incluso las mujeres tenemos tan metido el machismo en la cabeza que podemos ser muy duras con nuestro propio género, discriminando a otras mujeres sin darnos cuenta. Creo que lo ideal sería que pudiéramos vernos como seres humanos que están en manejo de fuego, y ser solidarios entre nosotros sólo por el hecho de ser seres humanos”.

 

La importancia de ser un ejemplo para otras

 

Mientras que, finalmente, para Marthlla Cortina Pérez, brigadista de CONAFOR Perote que en el 2018 fue una de las dos primeras mexicanas en participar en las brigadas de elite Hot Shot en California, lo más significativo del taller fue el revalorarse a sí misma y a su trabajo, y darse cuenta de que puede servir de ejemplo para otras mujeres: “Para que ellas se den cuenta de que son fuertes, que deben creer en ellas mismas y que pueden desempeñarse mejor en lo laboral, en lo familiar y en lo social, es una gran responsabilidad que me hace seguir firme en mis convicciones, salir de mi zona de confort y prepararme para mejorar”.

 

Hay muchísimo por hacer todavía en el tema de la inclusión en los Estados Unidos de América, México y Latinoamérica; sin embargo, esta iniciativa ha sido un buen inicio hacia el establecimiento de una comunidad de aprendizaje que conecte a las mujeres que manejan incendios forestales en el continente y que facilite y apoye su transición hacia mejores condiciones para el desarrollo de la profesión.

Historia realizada por el Programa de Cooperación Técnica Internacional en Materia Forestal USFS-USAID-FMCN.

Créditos de fotos y elaboración de historia: Francisco Cubas Jiménez.