El enfoque por competencias laborales (ECL) surge en un marco de transformación de las relaciones entre el trabajo y la competitividad frente a las diversas formas de desempeño de cada una de las funciones que realizan los individuos en una organización o empresa. En este sentido, ser más competitivo no sólo significa atender mecánicamente las necesidades del contexto o del mercado, sino las necesidades mismas del individuo, es decir, su formación integral; poseer los conocimientos fundamentales, las habilidades sociales y las actitudes que permitan al individuo resolver problemas y enfrentar situaciones de contingencia, así como transferir su saber, su saber-hacer y su saber-ser a distintos contextos.
Este enfoque surge también en el mundo como respuesta a la necesidad de mejorar permanentemente la calidad y pertinencia de la educación y la formación de recursos humanos, frente a la evolución de la tecnología, la producción, en general de la sociedad, y elevar así el nivel de competitividad de las empresas y las condiciones de vida y de trabajo de la población.
Existen por lo menos tres razones por las cuales la formación basada en competencias laborales es importante. Éstas se destacan en la mayoría de experiencias que se han acercado a este enfoque en el escenario mundial.
En primer lugar, enfatiza y focaliza la valorización de las personas y la capacidad humana para la construcción del desarrollo económico y social. En este sentido, recupera la humanización del trabajo, es decir, centra nuevamente el proceso de crecimiento económico y desarrollo social en el ser humano, como agente y beneficiario del cambio.
En tercer lugar, porque se adapta a la necesidad de cambio, pues la competencia es un concepto dinámico, que imprime énfasis y valor a la capacidad humana para innovar, enfrentar el cambio y gestionarlo. Particularmente los países en desarrollo enfrentan la necesidad de encontrar nuevas y más favorables formas de inserción en el mercado internacional en profunda transformación. Por tanto deben recurrir para ello a su más abundante, preciado e inagotable recurso, su gente. De allí, la importancia y proyección que el enfoque de competencias laborarles ofrece a los países en desarrollo.